Llévame a tu Utopía, con los seres que cuidan el mundo, y no le abras la puerta a la realidad.
Rodéame en tus brazos; protégeme. Cuántas veces queremos hacer eso cuando no hay nadie fuera. ¿Si no hay nadie de qué te quieres proteger? Vaya, es la costumbre de tener miedo.
¿Ése inquilino es nuevo? No, sólo es un alma en pena, le gusta buscar lugares nuevos, pero a su paso deja un rastro de destrucción. Hay que llevarle la delantera, a lo mejor si esperamos que muera podemos salvarnos. Tendríamos que esperar mucho, pues puede dejar descendencia y entrenarla para lo mismo.
Si tenemos paciencia, no cometeremos primero el error.