>>Así lo hizo y sólo cuando estuvo completamente desvestido me di cuenta de lo humano que era. No faltaba nada y las partes eréctiles eran, efectivamente, eréctiles. Realmente estaba bajo lo que, en un humano, se llamaría control consciente. Jander podía alcanzar la tumefacción y destumefacción a voluntad. Eso me dijo cuando le pregunté si su pene era funcional en ese aspecto. Sentí curiosidad y me lo demostró.
>>Debes comprender que, por mucho que pareciera un hombre, yo sabía que era un robot. Como sabes, tengo ciertos escrúpulos al tocar a los hombres, y es indudable que eso ha contribuido a mi incapacidad para tener relaciones sexuales satisfactorias con los auroranos.Pero aquél no era un hombre y yo había estado con robots toda mi vida. Podía tocar libremente a Jander.
>>No tardé en darme cuenta de que me gustaba tocarle, y Jander no tardó en darse cuenta de ello. Era un robot muy perfeccionado que obedecía escrupulosamente las Tres Leyes. No dar placer cuando podía hacerlo habría sido desilusionar; la desilusión podía ser considerada como un daño y él no podía dañar a un ser humano.Por lo tanto, tuvo un cuidado infinito en darme placer y, como yo vi deseo en él de dar placer, algo que nunca había visto en los hombres auroranos, realmente experimenté placer y, al fin, descubrí, plenamente, creo yo, lo que es un orgasmo.
-Así pues, ¿fuiste completamente feliz?